¿Qué personas se consideran con movilidad reducida?: Tipos y consideraciones.

Las personas con movilidad reducida se definen como aquellas que tienen una condición de discapacidad igual o superior al 33%, lo que les ocasiona dificultades funcionales para utilizar transporte colectivo o deambular con autonomía.

El baremo de movilidad reducida hace referencia a las personas afectadas por pérdidas funcionales anatómicas o deformaciones esenciales, en grado igual o superior al 33%, que les dificultan gravemente utilizar transportes colectivos y deambular con autonomía.

¿Cuándo se considera que una persona tiene movilidad reducida?

Las personas con movilidad reducida son aquellas que, debido a alguna discapacidad física, sensorial o cognitiva, encuentran dificultades para moverse o desplazarse de forma autónoma. Estas dificultades pueden ser permanentes o temporales, y limitar tanto la movilidad dentro del hogar como en espacios públicos.

Se considera que una persona tiene movilidad reducida cuando presenta alguna de las siguientes condiciones:

  • Discapacidad física: dificultades para caminar, moverse o realizar actividades que requieran esfuerzo físico.
  • Discapacidad sensorial: pérdida parcial o total de la visión o audición, lo que afecta la capacidad de desplazarse de manera segura.
  • Discapacidad cognitiva: dificultades en la comprensión, orientación o toma de decisiones que puedan afectar la movilidad.
  • Enfermedades temporales: fracturas, lesiones o enfermedades temporales que limiten la movilidad por un período de tiempo.

Es importante tener en cuenta que la movilidad reducida puede manifestarse de diferentes formas y en distintos grados, por lo que es fundamental adaptar los entornos y servicios para garantizar la inclusión y accesibilidad de todas las personas.

¿Qué tipos de movilidad reducida existen?

Existen diferentes categorías de Persona con Movilidad Reducida (PMR) que se clasifican según sus necesidades específicas. Algunos de los tipos de movilidad reducida más comunes son:

Discapacidad física

Las personas con discapacidad física pueden necesitar el uso de sillas de ruedas, andadores o dispositivos de apoyo para desplazarse. Dependiendo del grado de movilidad reducida, pueden requerir rampas, ascensores o espacios adaptados para facilitar su movilidad en entornos urbanos o edificios públicos.

Discapacidad sensorial

Las personas con discapacidad sensorial, ya sea visual o auditiva, pueden requerir señalizaciones en braille, dispositivos de ayuda auditiva, perros guía o asistentes personales para desplazarse con seguridad. Es fundamental garantizar la accesibilidad de la información y los entornos para estas personas.

Discapacidad cognitiva

Discapacidad cognitiva

Las personas con discapacidad cognitiva pueden necesitar apoyos visuales, indicaciones claras y entornos estructurados para desplazarse de manera autónoma. Es importante evitar elementos que puedan generar confusión o estrés, y ofrecer orientación personalizada cuando sea necesario.

Enfermedades temporales

Las personas con enfermedades temporales, como fracturas, lesiones o recuperaciones postoperatorias, pueden requerir temporalmente el uso de dispositivos de movilidad o adaptaciones en su entorno inmediato para facilitar su recuperación y desplazamiento seguro.

Consideraciones para mejorar la movilidad de las personas con movilidad reducida

Además de comprender los diferentes tipos de movilidad reducida, es importante tener en cuenta una serie de consideraciones para mejorar la accesibilidad y la calidad de vida de las personas con movilidad reducida:

Adaptación de entornos

Los entornos urbanos, edificios públicos, espacios de trabajo y viviendas deben estar adaptados para garantizar la accesibilidad de todas las personas. Esto incluye la instalación de rampas, ascensores, pasamanos, señalizaciones claras, espacios de estacionamiento reservados y baños accesibles.

Transporte accesible

Transporte accesible

Es fundamental que el transporte público y privado cuente con vehículos adaptados, plataformas elevadoras y sistemas de anclaje para sillas de ruedas. Además, se debe promover la concienciación y formación del personal para ofrecer asistencia adecuada a las personas con movilidad reducida.

Tecnología de apoyo

El desarrollo de tecnologías de apoyo, como dispositivos de movilidad avanzados, sistemas de comunicación alternativos, aplicaciones accesibles y dispositivos inteligentes, contribuye significativamente a mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas con movilidad reducida.

Formación y concienciación

Es fundamental sensibilizar a la sociedad en general, así como a profesionales de la salud, arquitectos, urbanistas, diseñadores y responsables políticos, sobre las necesidades y derechos de las personas con movilidad reducida. La formación en accesibilidad y diseño universal es clave para promover entornos inclusivos.

Legislación y normativas

La existencia de leyes y normativas que promuevan la accesibilidad universal y la no discriminación por razón de discapacidad es fundamental para garantizar los derechos de las personas con movilidad reducida. Estas normativas deben aplicarse en todos los ámbitos, desde la construcción de edificios hasta la prestación de servicios.

Conclusiones

Conclusiones

La movilidad reducida abarca una amplia variedad de situaciones y necesidades, por lo que es fundamental comprender y abordar las diferentes formas en que puede manifestarse. La inclusión y accesibilidad son derechos fundamentales que deben garantizarse para todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas. Mejorar la movilidad de las personas con movilidad reducida no solo beneficia a los individuos directamente afectados, sino que enriquece a toda la sociedad al fomentar la diversidad, la igualdad de oportunidades y la participación plena en la vida cotidiana.

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